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La comarca Debagoiena (Gipuzkoa) ha diseñado un proceso deliberativo sobre la transición energética, generalmente a través de la red de sostenibilidad Debagoiena 2030, para definir el camino a recorrer en la construcción de un modelo energético basado en las renovables. El proceso está a punto de comenzar y se prevé que dure un año.

El proceso deliberativo ha sido impulsado por entidades que conforman la red Debagoiena 2030 -el Grupo Fagor es uno de los mayores impulsores de la iniciativa-. <<La participación de Fagor en el proceso deliberativo es un claro reflejo del compromiso adoptado hace años para trabajar por las energías renovables. Es fundamental que las entidades y la ciudadanía participen en la definición y desarrollo del proceso deliberativo, y buscar y encontrar un amplio consenso en este tema>>, explica Aritz Otxandiano Kanpo, responsable de Sostenibilidad del Grupo Fagor.

El proceso deliberativo pretende contar con una amplia participación de instituciones, empresas, entidades sociales y, en general, de la ciudadanía del territorio. <<Hay que impulsar un debate sobre las energías renovables, ofrecer medios para el empoderamiento de la ciudadanía y poner sobre la mesa diversas opciones para buscar un amplio consenso en este tema>>, reconoce Otxandiano.  El resultado del proceso deliberativo servirá como hoja de ruta para los agentes de Debagoiena.

Varios objetivos

El proceso deliberativo tiene varios objetivos. Por ejemplo, más allá de diseñar una única hoja de ruta, pretende incidir en el empoderamiento de la ciudadanía. Asimismo, busca fijar las bases de la estrategia y de las nuevas políticas, así como crear y difundir opiniones sobre el modelo energético -sería un proceso abierto a toda la ciudadanía-.

Cinco fases

Ya se han definido los objetivos y el proceso. La primera fase estaría protagonizada por el órgano convocante del proceso y, entre otras, trabajaría para responder las propuestas recibidas y definir la pregunta del proceso, los dilemas y el mismo proceso.

Además, se propone crear mesas sectoriales para que cada cual desarrolle su propio ejercicio deliberativo y saque sus propias conclusiones. Una vez finalizada esta fase, se activaría la asamblea ciudadana -las participantes serán elegidas mediante sorteo-, que tendría tres principales objetivos: escuchar a las personas expertas en el tema y analizar información recopilada -por ejemplo, se estudiarían conclusiones de las mesas sectoriales-, deliberar; y desarrollar diversas recomendaciones para después presentarlas al órgano convocante del proceso. Las personas que no participen en la asamblea ciudadana también podrán participar en dicho proceso.

Después, el órgano compuesto por los agentes convocantes del proceso deliberativo recopilaría las recomendaciones y opiniones emitidas por la asamblea ciudadana. Con esta información, se trataría de dar una respuesta consensuada, comprometiéndose a decidir cómo dar continuidad a las propuestas admitidas -se podría hacer a través de espacios co-creativos, mediante mesas sectoriales… -.

<<No es un proceso cualquiera. Requiere de la participación y el compromiso de muchos agentes. El reto de la transición energética es importante y, de una manera u otra, la hoja de ruta acordada tendrá un efecto en las funciones de los agentes y las personas del territorio. Hay que desarrollar una respuesta que tenga en cuenta la magnitud del reto>>, aclara el responsable de Sostenibilidad del Grupo Fagor.

Energías renovables

El proceso parte de la necesidad de profundizar en las energías renovables. <<Siendo conscientes del contexto y la realidad actual, es fundamental definir las infraestructuras y el modelo de gestión. Es fundamental seguir profundizando en las energías renovables, desde el consenso>>, reconoce el responsable de Sostenibilidad del Grupo Fagor.

Según un estudio realizado por el centro de investigación Tecnalia, anualmente se emiten 480.290 toneladas de CO2 en Debagoiena. Dichas emisiones provienen principalmente de la industria (43% de las emisiones) y el transporte (37% de las emisiones). Y en cuanto al consumo energético, el estudio señala que la industria es quien más consume (50% del consumo total), seguida del transporte (33% del consumo total). <<Debagoiena es un territorio con fuerte tejido industrial y, por ello, presenta niveles altos de emisiones de CO2. Los agentes industriales llevan años trabajando para reducir las emisiones, y hacen falta nuevos pasos. Es fundamental trabajar para que la energía consumida sea limpia, renovable>>, explica Otxandiano.

A la vista de la <<importancia>> de la industria en Debagoiena, el responsable de Sostenibilidad del Grupo Fagor considera que se necesitan <<pasos firmes>> hacia la transición energética: <<La industria es una gran consumidora de energía. En Debagoiena, la industria trabaja en gran parte en la transformación del metal. Dichos procesos requieren una gran cantidad de energía, independientemente de la tecnología que utilicen, siendo la electricidad y el gas natural las fuentes de energía más utilizadas. Se necesitan pasos firmes>>.

Fagor es el mayor grupo cooperativo industrial del País Vasco y, por ello, hace años decidió trabajar por la transición energética, dando pasos firmes, por ejemplo, informándose del proyecto de aerogeneradores desarrollado para Debagoiena por la empresa noruega Statkraft. <<La empresa propone un nuevo modelo de gestión, un modelo comunitario que permita convertir a las empresas del territorio, a las comunidades energéticas y a la ciudadanía en propietarias de las instalaciones. La apuesta por las energías renovables requiere como poco explorar diversas opciones>>, comenta Otxandiano.

Y pone un ejemplo sobre la mesa: <<Se necesitarían unos 25 aerogeneradores de 6 megavatios para satisfacer el consumo energético de las plantas que tiene el Grupo Fagor en el País Vasco. Optando por la energía fotovoltaica, se necesitaría un parque solar de aproximadamente 370 megavatios, 370 hectáreas, más o menos>>.

 


 

<<Nos cuesta entender que ya vamos tarde>>

EDUARDO MIERA ZABALZA | COORDINADOR DE PROYECTOS DE TECNALIA

El centro de investigación Tecnalia ha realizado un diagnostico sobre la situación energética de Debagoiena, para, entre otras, conocer las capacidades que tienen las energías renovables para afrontar las necesidades de consumo urbano.

¿Cuál ha sido el objetivo del estudio realizado por Tecnalia para la red de sostenibilidad Debagoiena 2030?

Hemos querido conocer las capacidades de las energías renovables de Debagoiena para hacer frente a las necesidades energéticas de la zona urbana de la comarca. Para ello, hemos estudiado todo el parque de edificios y medido el potencial de las posibles instalaciones fotovoltaicas en tejados y suelos. Asimismo, hemos analizado el potencial de la biomasa, y hemos realizado un diagnóstico energético comarcal que ha permitido una mejor comprensión de la situación actual y su posible evolución. Además, se han tenido muy en cuenta los objetivos fijados para el año 2030.

¿Qué han podido concluir?

Por un lado, el diagnóstico ha demostrado que la emisión media de CO2 de la población de Debagoiena es superior a la de la Unión Europea, el Estado Español y la CAV. Teniendo en cuenta que se trata de una región industrializada, no es de extrañar. Eso sí, si tenemos en cuenta solamente datos del espacio urbano, ocurre lo mismo – la emisión media es mayor que en otras zonas y ahí no se tiene en cuenta la industria-. Por lo tanto, más allá de la industria, es necesario reducir las emisiones de hogares y servicios. Además, el estudio ha demostrado que los edificios de la comarca tienen mucho que mejorar en términos de eficiencia energética y aprovechamiento de las energías renovables. En general, para 2030, el consumo energético debería disminuir un 11%, y la cuota de energías renovables debería llegar al 17%. El estudio de Tecnalia también ofrece medidas complementarias para lograr dichos objetivos que necesariamente deben contar con la implicación de la ciudadanía.

¿Hay algo más que destacar?

Cabe destacar que en algunos municipios se utilizan combustibles fósiles líquidos para calefacción y agua caliente sanitaria, que deberán estar sustituidos para 2030. Este no es sólo el caso de Debagoiena. Al fin y al cabo, es un problema común en los pueblos pequeños. Las instituciones públicas deben implicarse para dar solución a este problema. Por otra parte, cabe destacar que Debagoiena es una comarca con muchos pabellones industriales que podrían aprovecharse para la creación fotovoltaica. En algunos casos se está haciendo, pero todavía hay mucho espacio sin aprovechar. No es fácil, pero creemos que se pueden proponer soluciones de autoconsumo participativo, entre otras, diseñando proyectos de interés para las empresas.

¿Qué necesitaría Debagoiena para ser autosuficiente?

Por una parte, si nos centramos en el espacio urbano, hay que decir que Debagoiena tiene una producción renovable limitada para una autosuficiencia energética. Por ejemplo, impulsar la producción fotovoltaica en los tejados ayudaría a dar la vuelta a la situación, pero no sería suficiente: también se necesitarían soluciones renovables para el calor y la demanda del frío que se avecina. La tecnología ya la tenemos. El problema está en la falta de flexibilidad económica y la resistencia al cambio. Por eso, además de activar medidas para la transición energética, es imprescindible reducir el consumo. En esto, todos y todas podemos ayudar.

¿Hacen falta pasos firmes?

Desde una perspectiva optimista, se puede decir que hemos avanzado. Pero el reto de la descarbonización es de gran dimensión. Es un Everest. Además, es difícil percibir claramente las consecuencias de las medidas adoptadas, por ello, no es fácil pedir a las empresas y a la ciudadanía que cambien sus vehículos, rehabiliten sus viviendas, instalen sistemas fotovoltaicos… Desgraciadamente, nos cuesta entender que ya vamos tarde. El camino será aún más largo si no hay concienciación ciudadana.