Aitzol Loyola Idiaquez

Profesor e investigador de LANKI, centro de investigación del cooperativismo de Mondragon Unibertsitatea, desde el 2007. Licenciado en Sociología.

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Cooperativismo

Para que las empresas cooperativas sean sostenibles en el tiempo es imprescindible la base de una cultura cooperativa. Si no se alimentan los valores cooperativos, en el futuro las cooperativas tendrán dificultades para dar respuestas a sus retos empresariales y sociales. Es aquí donde se ubica la importancia de la formación cooperativa.

En los últimos años se han dado pasos significativos en este ámbito. Muchas cooperativas realizan ahora de manera sistemática diferentes programas: formación para nuevas personas socias, formación para miembros de órganos sociales, el curso Aditu, procesos de formación / reflexión cooperativa para todo el colectivo… El primer objetivo consiste en garantizar que estas formaciones se implementen en todas las cooperativas.

Pero eso ya no es suficiente: uno de los retos estratégicos que hemos definido a nivel de grupo es reforzar la identidad y el compromiso cooperativo, y, para ello, hace falta ambición también en la educación cooperativa.

El reto principal es dar un salto desde una estrategia basada en formaciones puntuales a una estrategia de formación cooperativa continua. Dicho en otras palabras: garantizar que desde que una persona entra a trabajar en la cooperativa hasta que se jubila va a tener una formación cooperativa de manera continuada.

Con el objetivo de aportar en esa dirección hemos creado un MAPA. Integra diferentes opciones formativas (formaciones para las personas no socias, formación para los nuevos socios/as, “píldoras formativas” para todo el colectivo de socios/as, procesos de formación diseñados a «medida»…), que permite que cada cooperativa la adapte a su realidad. Este MAPA puede ser un buen punto de partida para visualizar esa estrategia, y útil para que cada cooperativa la concrete en función de sus necesidades.

Además, será fundamental que esa estrategia educativa se integre en el plan de gestión, de lo contrario puede quedar sin implementarse en la práctica (porque se priorizan otras urgencias). Al igual que la estrategia para desarrollar el proyecto empresarial, la estrategia para desarrollar valores y personas cooperativas debe estar integrado en el plan de gestión.

La solidez y el futuro de las cooperativas no se juega solo en las estrategias empresariales, tecnológicas y energéticas, también el sentimiento cooperativo de las personas socias es una clave fundamental (entre otras cosas, porque su compromiso será clave para lograr los objetivos socio-empresariales). Por eso, la educación cooperativa también debe ser parte de la estrategia de las cooperativas. La cuestión es dar un salto hacia una estrategia de formación cooperativa continua, e integrarla en la gestión.

Ese es el reto que tenemos entre manos, y tenemos que abordarlo con responsabilidad y con ambición.

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