Mireia Muruamendiaraz Gutierrez
Directora de la ikastola Arizmendi en el ámbito de la Innovación Pedagógica. Licenciada en Filología Inglesa.
Directora de la ikastola Arizmendi en el ámbito de la Innovación Pedagógica. Licenciada en Filología Inglesa.
Creemos que en este mundo que cada vez es más cambiante y, en consecuencia, menos seguro, lo que se espera de los agentes educativos es preparar a nuestros y nuestras jóvenes. O al menos ese es el encargo que hemos recibido en Arizmendi Ikastola. Y tenemos claro que, para ello, como agentes sociales que somos (junto con otros), debemos fijar bases sólidas en la construcción de este país y de esta sociedad.
Sin embargo, este proceso se puede realizar de diferentes maneras y centrando la atención en diferentes aspectos. Nuestro centro está poniendo sobre la mesa una propuesta educativa que prioriza el desarrollo de la persona. Y esto requiere que, más allá de la formación académica, tanto el alumnado como el proceso de enseñanza-aprendizaje, partan de una perspectiva basada en el desarrollo de la persona.
Los exámenes externos y otro tipo de presiones nos han hecho creer que nuestra principal misión es preparar bien, académicamente hablando, al alumnado para cuando termine su carrera escolar; pero creemos que esta formación es limitada tanto para su vida como para su futuro, porque tener éxito en este sistema estandarizado no garantiza estar bien preparado o preparada para hacer frente a los contextos que nos plantee el futuro.
Además, el actual planteamiento educativo, en general, no es motivador ni para el alumnado, ni para el profesorado, ni para las familias. En algunos casos, el fracaso personal se esconde detrás de los buenos resultados, mientras que en muchos otros, el fracaso escolar provoca el fracaso personal. Y somos conscientes del sufrimiento que tanto un fracaso como el otro provoca en el alumnado.
Para prepararnos para un futuro lleno de cambios y preguntas, la mayor aportación que podemos hacer al alumnado es ayudarlo en su desarrollo personal, en sus múltiples dimensiones; ayudarle a hacer su propio camino para que a partir de ahí construya su proyecto de vida.
Pero esto nos crea una pregunta fundamental. ¿Qué singularidades debe desarrollar nuestro alumnado para que tenga éxito en la sociedad del futuro? Nos hicimos esta misma pregunta, y comenzamos una profunda reflexión. Hoy, 115 ikastolas de Euskal Herria tenemos fijado un modelo de persona; es decir, una ciudadanía vasca, con cinco singularidades y 18 características, recogidas en la siguiente imagen:
Definir puede ser fácil, pero también hay que desarrollar un modelo integral de aprendizaje. Hay que mirar más allá de los contenidos y las competencias curriculares. Hemos dado el salto de aprender a hacer a aprender a ser, y para ello hemos tenido que construir un modelo educativo radicalmente nuevo, para estar preparados y preparadas para responder a las necesidades de la persona, de las comunidades locales y del mundo.
No es un reto cualquiera, pero creemos en nuestro papel. Abordamos este nuevo reto con ilusión. Debemos revertir el modelo educativo en su conjunto, reorganizando roles, espacios y tiempos del alumnado y profesorado; pasando de enseñar, a aprender; centrándonos especialmente en aprender a ser.
Seamos valientes y demos a nuestros y nuestras niñas y niños, jóvenes… eso que necesitan, eso que se merecen, porque son las futuras protagonistas, las que construirán una sociedad mejor.