Mikel Roman Larrabe

Coordinador de la red alimentaria Tokixan de Debagoiena y productor.

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Soberanía alimentaria

Aunque la mayoría de las personas perciba lo contrario, la agricultura es uno de los mayores emisores de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que inciden directamente en el cambio climático. Las emisiones de los sistemas alimentarios, desde la producción hasta el despilfarro, están muy cerca del tercio de las emisiones globales de GEI.

Según Via Campesinaren, el modelo alimentario imperante en la actualidad llega a producir el 150% de la producción necesaria para cubrir las necesidades alimentarias del mundo, pero, aun así, 900 millones de personas siguen con hambre. La mayoría son campesinos y campesinas.

Etxalde también aporta datos que confirman el proceso de deslocalización que, debido a este modelo, está sufriendo el sector primario de Euskal Herria: solo el 4% de las verduras que consumimos en Euskal Herria son producidas en el territorio. Los alimentos que consumimos en Europa recorren una media de 4.000 kilómetros antes de llegar a nuestras mesas. Además, el modelo opta por vaciar los bolsillos de las personas productoras para que los gastos de todos estos desplazamientos afecten lo menos posible a los y las consumidoras. A las personas que desarrollan su actividad en nuestro territorio se les paga mal, y a las que se encuentran más lejos, peor.

De todas formas, aunque a veces pueda suponer un problema para la transición ecológica, la agricultura también puede ser parte de la solución. Los modelos agroecológicos ayudan a reducir las emisiones de GEI y permiten que el suelo secuestre carbono. Por ello, es necesario impulsar un cambio transformador en los modelos de producción y consumo de alimentos, es decir, impulsar sistemas alimentarios socialmente justos que garanticen el cuidado del medio ambiente, así como de los seres vivos y las personas.

El futuro del sector primario se encuentra en serios apuros, tanto en Debagoiena como en la mayoría de los lugares. Esta tendencia no solo afecta a las comarcas industriales como la nuestra. A nivel europeo, el reto del relevo generacional es primordial para todas las organizaciones agrarias y alimentarias.

La edad media de las personas agricultoras en la CAV es de 58 años y, si no se activan nuevos mecanismos, gran parte de la población dedicada a la producción alimentaria se retirará en los próximos años, sin garantizar la transmisión del conocimiento, el cuidado del entorno y la continuidad de los puestos de trabajo.

Según el último censo agrario de la CAV, realizado en 2020, las personas tituladas mayores de 65 años representan el 30,6% de las explotaciones. Sólo el 10% son menores de 40 años.

En Debagoiena, en las últimas décadas, el número de explotaciones agrarias ha descendido casi a la mitad. En 1989 había 1.176 explotaciones; en el último censo agrario realizado en 2020, sólo quedaban 662 activas. Además, la mayoría no eran profesionales –solo unos 100 de ellos se dedicaba a la actividad agraria profesional-. En el campo de la horticultura, por ejemplo, hace 10 años había unas 23 granjas; ahora, unas 10. Aunque las causas sean diversas, los factores más destacados son las condiciones laborales, la carga de trabajo y las dificultades de acceder a unas tierras donde cultivar.

Sin embargo, el sector primario tiene futuro. No hay más remedio. Es ser humano necesita alimentarse, y esto lo hace imprescindible.

¿Pero qué futuro queremos?

Desde Tokixan hemos intentado responder a esta pregunta y, desde nuestros límites y nuestra posición modesta, hemos puesto en marcha diferentes iniciativas para convertir las respuestas en propuestas reales y sembrar así la semilla del futuro sistema alimentario sostenible de Debagoiena.

Tokixan, desde una escala comarcal, pretende diseñar, pilotar y desarrollar un sistema alimentario desde la producción hasta el consumo. Desde nuestro punto de vista, en la situación actual, el modelo debe tener 3 características:

  • Debe estar basado en la agroecología. Más allá de la perspectiva de la producción de agricultura ecológica, creemos que el sistema alimentario debe ser justo y sostenible en su conjunto.
  • Debe ser colectivo. Esto permitiría una organización grupal y facilitaría unas condiciones de vida socialmente justas y dignas.
  • También debe ser comunitario. La responsabilidad de impulsar sistemas alimentarios sostenibles debe ser también colectiva, ya que es imprescindible contar con la participación e implicación de diferentes organizaciones.

Así que cuidemos la semilla del sistema alimentario sostenible de Debagoiena sembrado, fertilizando la tierra, regándola y eliminando las malas hierbas, ya que el desarrollo de la planta que se genere y la cosecha a recoger serán fruto del trabajo realizado entre todos y todas.

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